- Elaborar previamente una lista con los artículos realmente necesarios y seguir la lista al realizar la compra. Más del 50% de los productos se deciden en el momento, y ahí es donde juega gran importancia la sugestión que nos provoca donde y como están colocados los alimentos en los supermercados.
- Aprovechar las ofertas y descuentos. Pero siempre valorando si realmente un 3x2 nos resulta rentable, si tenemos espacio para almacenarlo o si acabaremos tirando los excedentes por ser un producto rápidamente perecedero.
- Comprar con el estomago lleno, para evitar las tentaciones y la compra por impulso.
- Planificar de antemano los menús, intentando que además de sanos y equilibrados, incluyan productos de temporada que siempre resultan más baratos.
- Comprar comida sin procesar. Los productos precocinados son mucho más caros y menos saludables.
- Que la compra la haga una sola persona, para evitar los caprichos de los niños y los golosos antojos de los adultos.
- Comprar en establecimientos cerca de casa, para reducir el gasto en combustible si vamos a comprar en coche.
- Comprar segundas marcas o producto blanco, mucho más barato y en muchas ocasiones un producto muy similar a los de las primeras marcas, que son los que realmente los fabrican.
- Comparar los precios de distintos establecimientos, con ello nos podemos ahorrar hasta un 46% de importe total de la compra. Según la OCU, los supermercados con los precios más competitivos son Alcampo Carrefour y Mercadona, junto a algunos supermercados descuento como Lidl.
- Comprar el pollo o el conejo enteros y no despiezado o fileteado, ya que el precio/kilo se encarece sustancialmente.
Una vez en casa puedes seguir ahorrando unos céntimos:
- Aprovechando los restos de comida para elaborar otros platos: caldos con los huesos del pollo, croquetas con los restos del cocido, purés con las verduras y legumbres, tostadas y postres con el pan del día anterior…
- Cocinar grandes cantidades para luego después congelarlo en raciones, que nos ahorrará tanto energía como tiempo.
Estas son solo algunas ideas de cómo podemos controlar el gasto en alimentación. ¿Qué trucos utilizas tú?
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